El método más utilizado en estados unidos para el suicidio, es tomar paracetamol.
Paracetamol

Cuando el médico quiere quitarse de encima a un hipocondríaco, le receta paracetamol y lo manda a casa. El paracetamol alivia el dolor moderado y aunque no tiene efectos antiinflamatorios como la aspirina, carece de efectos secundarios conocidos.
Eso sí, el paracetamol es tóxico. Lo que sucede es que las cantidades tan pequeñas que ingieren los pacientes permiten eliminar las toxinas sin que lleguen a causar el más mínimo daño. Lo que no conoce la mayoría de la gente es que dada la facilidad con que se puede conseguir este producto, para el que no se requiere receta y de precio ridículo, mucha gente lo emplea para suicidarse.
Como método de suicidio es enormemente ineficiente. La sobredosis de paracetamol provoca daños en el hígado, el encargado de eliminar los componentes tóxicos. El hígado que sufra daños muy importantes puede provocar la muerte al paciente. Esta muerte jamás será agradable, ni lenta, ni dulce. Apenas una de cada mil personas que intenta tan peregrino método de suicidio, acaba consiguiéndolo. La inmensa mayoría de las veces dejará al candidato a suicida con el hígado de un veterano alcohólico para el resto de su vida. Puede que requiera un ingreso hospitalario.
Según los estudios médicos, unas 500 personas al año mueren en Inglaterra y Gales a causa de sobredosis, conscientes o no, de productos con el componente activo del paracetamol. Estos datos son preocupantes, por cuanto representan una de las veinte principales causas de muerte en países civilizados.
Pero el paracetamol, como medicamento comodín, no recibe campañas en televisión. Ni hay conferencias de presidentes autonómicos para hablar del paracetamol. Hacen falta muchos años para darse cuenta de que un medicamento común no debería serlo tanto. Como el fenol.